martes, 11 de mayo de 2010

Cómo me percibo como docente

La reflexión que hago en referencia a cómo me percibo como docente va en el sentido de la gran responsabilidad que asumo con mis alumnos, con mi institución y con mi país.
Con mis alumnos porque al dar clase de Ciencias de la Salud y por los temas inherentes a la asignatura es de gran importancia que los alumnos no solo conozcan los elementos para tener una vida saludable sino que los apliquen, lo que sin duda representa un gran reto para mí. Además mi trabajo repercute en la formación de estos adolescentes no solo en el ámbito académico sino también en lo personal, ya que nuestra función está encaminada al desarrollo personal.
Con mi institución porque formo parte del equipo de docentes participantes en la planeación de la asignatura, que incluye propuesta de las actividades de enseñanza-aprendizaje-evaluación, diseño y selección de materiales didácticos de apoyo a la impartición de la asignatura. Este trabajo repercute en más del 40% de los jóvenes estudiantes de bachillerato en Querétaro.
Finalmente con mi país porque me sumo al esfuerzo de un Plan estratégico Nacional para mejorar la calidad educativa y ayudar a los jóvenes a acceder mejores niveles de calidad de vida.
Seguimos en comunicación.

La aventura de ser maestro

Con muchas frecuencia en las pláticas con docentes escuchamos comentarios acordes con lo que se nos plantea en “El malestar docente”: Insuficiencia de recursos materiales, poco tiempo para abordar programas tan largos, alumnos poco preparados, apatía por parte de los alumnos, alumnos con problemáticas familiares y podríamos continuar con esta larga lista, pero considero que también sería muy conveniente pensar en “El malestar del alumno” y aquí podríamos encontrar alguno de los siguientes comentarios: clases aburridas y tediosas, maestros malhumorados y cansados, contenidos programáticos sin impacto en mi vida, salones de clase muy calientes o muy fríos, laboratorios mal equipados, etc. (por citar algunos ejemplos).
Entonces, que bueno que continuamos buscando diferentes formas de intervención en el aula que nos permitan ser y hacernos sentir que somos maestros por vocación, en esta profesión difícilmente contribuiremos a la formación de los alumnos si no nos sentimos docentes desde lo más interno de nuestra personalidad.
Saludos
Ma. Guadalupe Medina Meave

Mi confrotación con la docencia

Mi confrontación con la docencia.
Estaba yo estudiando 7° semestre de la carrera de Químico Farmacéutico Biólogo cuando mi maestra de Genética, (que en ese momento era directora de la preparatoria de la Universidad de Guanajuato, Gto.) me invitó a colaborar como maestra de la asignatura de Biología para alumnos de 1° semestre. Me sentí muy afortunada por el hecho de que fuera a mí a quien invitara y acepté con gusto, además que los contenidos de la asignatura me gustaban, en ese entonces tenía yo dos grupos uno mixto y otro de varones. Continué con mis estudios y mis clases y para el último semestre de carrera y mientras presentaba mi examen para obtener el grado de licenciatura, daba clases a 3 grupos, 1 de física y dos de Biología.
Posteriormente trabajé en una industria farmacéutica y me casé, como cambié de lugar de residencia tuve que cambiar también de ocupación, en ese entonces trabajé en la Comisión Nacional de Fruticultura (CONAFRUT) y cuando mi segundo hijo tenía 4 meses de edad decidí dedicarme a la docencia porque implicaba solo algunas horas fuera de mi casa al día, de este modo mientras mis hijos estaban en la guardería yo impartía clases. Comencé dando clases del área de Matemáticas (5 años) y después de Químico Biológicas (desde hace 9 años).
Desde siempre me ha gustado trabajar con adolescentes, me contagian de su juventud y entusiasmo y considero que el ser maestro nos ubica en un lugar privilegiado en el sentido del reconocimiento que recibimos de los alumnos. Ahora mis hijos tienen la edad de mis alumnos y el convivir con mis alumnos me ayuda para entender la época que están viviendo mis hijos.
Haciendo un recuento me doy cuenta como he ido evolucionando en mi carrera como docente y en los tropiezos y adversidades a las que me he enfrentado ya que considero que en muchas ocasiones he aprendido con el ensayo y el error, lo que es un motivo de insatisfacción para mí, sobretodo cuando los resultados que esperamos no son acordes con la realidad y nos cuestionamos qué estamos dejando de hacer.
Ser docente no es fácil para quiénes no tenemos la preparación pedagógica, de aquí la importancia de seguir capacitándonos para lograr mayores desempeños y mejores resultados de los alumnos.